La historia es un medio fantástico en el que los sucesos ya acontecidos, cualquiera que sea su naturaleza, trascienden en el tiempo para reflejar aprendizaje de muchos errores que pudieron haberse tenido. Esta esta conformada por personajes con ciertas características que hacen unica su huella en ella, pero en ocasiones se exaltan mentiras y se oculta la verdad. Así que para romper desde hoy con esa muletilla hemos de prresentar la verdad... "Los secretos del centauro del norte"
Villa en la intimidad
Rosa Helia Villa, nieta del general Pancho Villa, reconstruye el entramado amoroso del jefe de la División del Norte
Érika P. Buzio - Agencia Reforma | 2008-05-11 | La Opinión
Rosa Helia Villa, una de las nietas de El Centauro del Norte, trata de reivindicar la historia cruel de su abuelo por medio de su escrito: ‘Itinerario de una pasión’. [FOTO: AGENCIA REFORMA] 1/1 MÉXICO, D.F.— Pancho Villa no tuvo tiempo de ser feliz. Inmerso en el torbellino de la Revolución Mexicana, el paso de las mujeres por su vida fue vertiginoso.
Su nieta Rosa Helia Villa ha reconstruido sus amores en la novela Itinerario de una pasión (Punto de lectura), ahora disponible en formato de bolsillo.
"No es fácil meterse en las sábanas de tu abuelo", afirma. "Lloré mucho cuando escribí este libro, Villa no tuvo tiempo de ser feliz. El paso de esas mujeres fue fugaz, dado que era el general en jefe del Ejército más importante de la Revolución. Cuando dicen que robaba [mujeres] y las violaba, por favor, ¿pero a qué horas?".
El retrato que pinta del jefe de la División del Norte como amante desmonta su fama de sanguinario y violento: "Era generoso, tierno, con un enorme corazón que entregaba sin condiciones a quien lo amaba... pese a su naturaleza desconfiada, pese a ser rudo".
Por su vida pasaron 18 mujeres, con la mayoría de ellas se casó, pero sólo con Luz Corral —el amor de su vida— y Juana Torres, lo hizo por el civil. Con la primera, en 1911, y con la segunda, en 1913.
"No hagan violencia contra las mujeres, cásense con ellas por la ley que más les interesa, que es su religión", predicaba El Centauro del Norte.
Lo único que Villa no perdonaba era la traición ni el engaño. Mandó encarcelar a la madre de Juana Torres por la desaparición de una descomunal suma de monedas de oro, destinada a gastos urgentes de guerra de la División, que el general había guardado en su casa.
Sordo a las súplicas de liberarla, Juana le escribe una carta a su madre que es interceptada por los hombres de Villa: "Mamá, sufro mucho por lo que pasa. Pero ¿qué quiere, mamá, que yo haga con este bandido? Mi vida con él es un tormento, quisiera morirme (...) No sé qué hacer, el resuello de este hombre me mancilla".
La respuesta del general fue inmediata: ordenó a su secretario Luis Aguirre tramitar el divorcio.
En cambio, confió "ciegamente" en Luz Corral, "La Güera", quien además ejerció una influencia política sobre él: le convenció de no fusilar a Álvaro Obregón, quien sin embargo no dudaría en ordenar su asesinato.
Cuando Carranza declara a Villa fuera de la ley y comienza el período de guerra de guerrillas, este envía a Luz y a tres de sus hijos a Cuba para protegerlos.
Después de una estancia de dos años en la isla se traslada a San Antonio, Texas. Durante esos cinco años de su ausencia sobró "quien le consolara en su soledad", dice su nieta.
"Villa era un padre responsable, todos sus hijos llevan su nombre y recibían puntualmente el dinero para su manutención. Claro que no justifico el adulterio, pero había que entender las circunstancias de una guerra, de un hombre solitario y además con una debilidad tremenda por las mujeres", explica.
Cuando Rosa Helia le preguntó a doña Luz, su primera esposa, cómo podía tolerar que su marido tuviera otras mujeres, ella respondía con desparpajo: "Tendré sangre de musulmana, o lo aceptaba como era o lo perdía, y yo no quería perderlo".
Las memorias de La Güera —Pancho Villa en la intimidad— le sirvieron a la nieta de hilo conductor para armar la novela, cuyo punto de arranque es el velorio del general, el 20 de julio de 1923, donde hace concurrir a tres de sus viudas: Luz Corral, Manuela Casas y Austreberta Rentería, su última esposa.
El detonador de la novela es el romance entre Villa y la abuela de Rosa Helia, Guadalupe Coss, una historia que por décadas permaneció como un secreto de familia por el "honor mancillado" de la joven, que se enamoró del revolucionario y aceptó irse con él a pesar de estar ella comprometida y ser él un hombre casado.
A partir de ahí, Rosa Helia Villa, quien con su hermana Guadalupe ha publicado Pancho Villa. Retrato autobiográfico 1894-1914, quiso novelar los amores de su abuelo también como un "acto de justicia" hacia sus mujeres.
"Es darles el peso que tuvieron en su biografía".
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Así lo dijo
"Si Villa hubiera sido ese tipo ruin, sanguinario y despreciable como dice la leyenda negra que Obregón y Carranza echaron sobre él, hubiera sobrado quien lo denunciara cuando lo persiguieron los carrancistas y los gringos, pero no hubo un sólo norteño o norteña agraviado que lo hiciera".
Rosa Helia Villa,
Nieta de Pancho Villa y novelista.
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Villa en el imaginario colectivo
A lo largo de las décadas, las hermanas Rosa Helia y Guadalupe Villa, nietas del Centauro del Norte, han reunido cientos de imágenes que ilustran el culto popular a Pancho Villa, un personaje al que sólo Moctezuma y Benito Juárez disputan título del mexicano mejor conocido dentro y fuera de su propio país, según el historiador Friedrich Katz.
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